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Miércoles, 25 de Diciembre de 2024

Mateo, el evangelio judío (VIII)

Viernes, 14 de Julio de 2017

El primer gran discurso. El Sermón del Monte (II): el discipulado de Jesús (I)

Aunque iremos viendo en las próximas semanas la enseñanza contenida en el Sermón del monte, voy a dedicar esta entrega y la siguiente a indicar algunas de las características de la enseñanza de discipulado que prodigaba Jesús.

1. El Sermón del monte es una enseñanza para discípulos.

En contra de aquellos que han insistido a lo largo de los siglos en que las enseñanzas del Sermón del monte están limitadas a unos pocos decididos a caminar por el sendero de la perfección, lo cierto es que sus enseñanzas son para todos los discípulos sin excepción alguna. Basta leer el primer versículo del capítulo 5 de Mateo para percatarse de que fue dirigido a los discípulos y no a una pequeña élite. Lo que Jesús espera que sea una realidad en nuestra vida está contenido en el Sermón del monte y aquellos que desean seguirlo y que pretenden tenerlo como salvador y maestro deberían escuchar con atención.

2. El Sermón del monte es una enseñanza para convertidos.

Durante la Edad Media, se hizo común denominar conversión a la entrada en un monasterio. Se trataba de un disparate teológico, pero encerraba un poso de verdad. En toda vida hay que establecer un antes y un después marcado por el hecho de haber experimentado una conversión. Tras caminar, consciente o inconscientemente, de espaldas a Dios, en un momento determinado decidimos volvernos hacia El. El mismo mensaje de Jesús consistía esencialmente en un llamamiento a la conversión (Marcos 1: 15). Lo que venía después de ella no era la entrada en un convento – algo totalmente ajeno al mensaje de la Biblia – sino una nueva vida expresada en las enseñanzas del Sermón del monte.

3. El Sermón del monte es una enseñanza para un grupo de creyentes.

Aunque no cabe la menor duda de que la decisión de la conversión es personal, no es menos cierto que Jesús espera que nuestra vida espiritual esté vinculada a un grupo de creyentes. Esa circunstancia explica, por ejemplo, que oremos “Padre nuestro” y no “Padre mío” (Mateo 6: 9 ss) o que la oración tenga una dimensión comunitaria (Mateo 7: 7 ss) o que la gran misión de ser sal y luz esté formulada en un sentido plural (Mateo 5: 13-16). Todos y cada uno de nosotros debemos ser sal y luz, pero lo que Jesús espera de nosotros es que lo seamos de manera colectiva.

4. El Sermón del monte es una enseñanza unida al testimonio.

Los factores anteriores dejan de manifiesto que la enseñanza de Jesús va encaminada hacia el testimonio. La nueva vida permite mostrar al mundo cómo es el Padre celestial. Es siendo, por ejemplo, pacificadores (Mateo 5: 9) cómo puede quedar de manifiesto que somos hijos de Dios o es mediante nuestras acciones cómo muchos pueden saber quién es Dios y responder ante El (Mateo 5: 16). Finalmente, en la vida de los discípulos de Jesús lo más importante no es la eficacia, el éxito o los resultados sino dejar de manifiesto que se intenta reflejar el carácter de Dios.

CONTINUARÁ

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