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Miércoles, 25 de Diciembre de 2024

Desde el Tíbet (II): parada en Beijing

Sábado, 15 de Agosto de 2015

Y según lo programado aunque con tres horas de retraso llegué a Beijing. La ciudad me resultó todavía más fascinante que cuando la visité a primeros de años.

La vida que rezuma en cada esquina, en cada tienda, en cada calle resulta hasta escandalosa. Por ejemplo, en los diminutos parquecillos que hay dentro de las urbanizaciones o delante de los almacenes gigantescos, las ancianas se congregan desde inicios de la mañana hasta altas horas de la noche para bailar. Algunos estudiantes extranjeros se compran un helado y se sientan sólo a contemplarlas porque de verdad que es un espectáculo digno de verse. La ciudad sigue creciendo – desde el aeropuerto hasta el cuarto círculo, el taxista necesitó más de una hora para llevarme a mi modesto destino – y no es para menos teniendo en cuenta que en ella se concentra algo menos de la población de toda España en términos numéricos. En cuanto a sus comercios… eso sería materia sólo para un libro.

El primer día – tras más de veintiséis horas de viaje – tocó cenar en una barbacoa coreana. Bien de contenido, de precio y de servicio. Hoy, me he despertado a las 2 de la mañana de aquí plenamente descansado tras pasar tres horas en una cama cuyas almohadas parecen rellenas con arena y cuyo colchón es una tabla de madera rígida, pero creo que muy saludable. Intento coger el sueño escribiendo un artículo.

Los chinos no parecen preocupados por la caída de la bolsa – aunque corren rumores de que alguno se suicidó – por el contrario, han devaluado su moneda asestando así un nuevo golpe a sus competidores occidentales que se valen de un dólar con sobrecarga y un euro renqueante a causa, especialmente, de naciones insoportablemente endeudadas. Se habían acostumbrado por acá a no parar de ganar dinero con la subida ininterrumpida de la bolsa y una bajada como las que cada lunes y cada martes se sufren en Nueva York o Madrid provocó el pánico en muchos inversores primerizos que no entendían cómo se puede perder dinero con algo que, teóricamente, sólo sirve para ganarlo… ¡¡¡Angelitos!!!

Cuando acabe este post, intentaré volver a dormirme. Entrar en Facebook hoy al menos, se revela imposible. Todo lo contrario de la meta del crowdfunding. Si mantenemos el ritmo durante la próxima semana, llegaremos al objetivo holgadamente y a lo mejor, con la ayuda de Dios, hasta logramos cubrir los gastos de la aventura. En cuanto al campus… ya no quedan plazas individuales y las dobles andan a punto de acabarse. Estamos tan ilusionados con su celebración que Luis Ortiz y yo hemos comenzado ya a planear el del año que viene. Deseo que todos lo pasen muy bien. Yo procuraré seguir informando. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!

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