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Miércoles, 25 de Diciembre de 2024

Be Still My Soul

Viernes, 21 de Febrero de 2014

En 1752, vivía en Köthen, en el centro de Alemania, una joven alemana Katharina Amalia Dorothea von Schlegel. El lugar era ya famoso porque en él había escrito Bach sus célebres conciertos de Brandeburgo y había sido su director musical de 1717 a 1723. La muchacha tenía mucho menos talento que Bach, como puede suponerse, pero era autora de una veintena de canciones de carácter espiritual.

Ese año, compuso una titulada Stille meine Wille, dein Jesus hilft sieguen (Descansa voluntad mía, tu Jesús te ayuda a vencer). El tema – un hermoso canto a la confianza en Dios en medio de las dificultades – se convirtió en extraordinariamente popular en círculos protestantes y en 1855 fue traducido al inglés por Jane Laurie Borthwick. Sin embargo, pasaría a ser una pieza consagrada de la música clásica en 1900, cuando el compositor Sibelius la incluyó en su Suite Finlandia. De hecho, el antiguo himno protestante pasó ahora a ser una pieza en la que se cantaba la libertad nacional frente al invasor zarista bajo el poco sospechoso título de “Sentimientos felices en el despertar de la primavera finlandesa”. Con el tiempo, se convirtió en uno de los himnos más populares en Finlandia, pero su salto universal a la fama se produciría ya entrado el siglo XX cuando unos misioneros evangélicos – hay un par de películas sobre ellos – fueron asesinados por los indios aucas. Uno de ellos en concreto tenía como himno preferido la versión inglesa – Be Still My Soul – de la antigua composición alemana. No me voy a extender con lo que sucedió tras aquellas muertes. Sabido es que uno de los hijos de uno de los misioneros asesinados regresó, evangelizó a los indios y casi toda la tribu se convirtió a Jesús. También es conocido que aquellas muertes ocasionaron decenas de miles de vocaciones misioneras. Sin embargo, ésas ya son otras historias.

Sí puedo decir que a mi el himno siempre me trae el recuerdo de un hermano en Cristo, hace muchos años en el Señor, que se llamaba Juan Solé. Había vivido Solé la persecución religiosa a que se vieron sometidos los protestantes españoles después de la guerra civil y quizá por eso poseía una especial fortaleza espiritual. Durante tiempos de enorme dificultad, Solé tuvo aquel himno como su canción predilecta – en español se titula Descanso en Ti, mi defensor y escudo- precisamente porque ponía de manifiesto lo que sentía en lo más profundo de su ser: que descansaba en Dios en medio de las tribulaciones. Cuando Solé supo que moría de cáncer, aceptó su suerte con la mayor serenidad. Los miembros de la iglesia que iban a visitarlo salían conmovidos por la manera en que, plenamente tranquilo, les decía que tan sólo dentro de unos días estaría con Jesús. No se equivocaba.

No he podido encontrar la versión española de la canción y es una lástima porque es muy hermosa. Sí he dado con la de David Archuleta en inglés que es ciertamente digna de escucharse.

A todos ustedes, al comenzar este fin de semana, les deseo que puedan arrojar cualquier motivo de angustia, de pesar, de ansiedad, de dolor sobre El único que da descanso a las almas. God bless ya!!! ¡¡¡Qué Dios les bendiga!!!

 

 

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