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Martes, 24 de Diciembre de 2024

De izquierda a derecha (IV): UPyD

Miércoles, 9 de Diciembre de 2015

Algunos me afearán el que incluya a UPyD en la lista de partidos que concurren a las próximas elecciones porque todas las encuestas lo sitúan fuera del parlamento. Lo sé, pero creo que es de justicia no pasarlo por alto.

Durante unos años – pocos – pareció que UPyD sería el partido que acabaría impulsando la regeneración de una más que corrupta política española. Era el único que hablaba con claridad sobre los nacionalismos y el sistema autonómico – el PP tenía demasiado poder local como para revisar algo que beneficiaba a sus clientelas y que proporcionaba empleos a militantes y amigos – era el único que hacía unas cuentas verosímiles y era el único que parecía no contar con intereses particulares que chocaran con los de la nación. Esas características le permitieron obtener una buena representación en esta legislatura, pero, a la vez, lo habían colocado ya en el punto de mira de medios escorados a la izquierda y a la derecha. Los primeros eran conscientes de que eran como el PSOE que debió ser y nunca fue; los segundos lo contemplaban como una amenaza al triunfo del PP e insistían sobre todo en que su posición anti-abortista no era clara. Luego se ha comprobado que el PP de Rajoy ha sido más permisivo para con el aborto de lo que era Rosa Díez, pero no parece haber importado especialmente ni siquiera a los medios católicos con alguna excepción.

Rajoy siempre lo consideró un peligro seguramente porque se daba cuenta de hasta qué punto UPyD defendía aquello en lo que su gobierno había traicionado a los electores. Con nadie fue más grosero, maleducado y desconsiderado el todavía presidente del gobierno que con Rosa Díez. Casi con toda seguridad, se equivocó también en eso.

No faltaron los que vieron a UPyD como el partido bisagra que podía ayudar al PP a rectificar su rumbo. Hace unos tres años, día arriba, día abajo, le comenté a FJL que quizá no fuera tan prudente que apoyara de manera tan entusiasta a UPyD. Nuestra misión no era respaldar a un partido concreto sino ser crítico con todos. Por añadidura, yo sabía que en UPyD no lo veían bien y temía que se llevara la penúltima desilusión de su vida. FJL me contestó que todo cambiaría porque UPyD sacaría cien escaños precisamente en estas elecciones que se van a celebrar en unos días. Guardé silencio porque discutir con FJL era ganas de perder el tiempo – a lo mejor ha cambiado en estos años - pero quedé confirmado en mi tesis de que seguía teniendo la garra y la ironía que lo convierten en incomparable, pero en términos de pronóstico los plomos se le habían fundido hacía mucho tiempo y nada parecía indicar que la situación se pudiera reparar. Así ha seguido y no me extrañaría nada que con esa visión de futuro el día menos pensado sea capaz de hacer Dios sabe qué disparate como, por ejemplo, dedicarle un libro al mismo Javier Somalo. Pero aunque FJL se equivocara estrepitosamente en su previsión, UPyD simbolizaba muchos valores buenos. El hecho de no saber captar que una parte del electorado no estaba ya por la constitución sino por la escoba y el no olfatear el cambio de viento le resultaron fatales. Fue fácil pintar mediáticamente a una Rosa Díez autoritaria y sin fondo lo que sumado a las derrotas despiadadas acabó provocando, primero, su dimisión y luego el deshilachamiento del partido, a veces, de manera justificada y, otras, un tanto llamativas como cuando Irene Lozano, antigua novia de Juan Manuel de Prada, se pasó al PSOE con armas y bagajes.

El mensaje de UPyD en muchos aspectos es más coherente y articulado que el de Ciudadanos y no digamos ya que el de PP, PSOE o Podemos. Sin embargo, creo que sólo lo votarán aquellos que, numantinamente, piensen que hay que combatir hasta el final por lo que se cree y no buscar alguna alternativa. Incluso FJL dejó de apoyarlo hace tiempo y ahora confía en Ciudadanos seguramente porque ignora lo que en la cúpula de ese partido se piensa de él y de los que lo rodean. Tampoco parece que acepte la idea que sostienen algunos de que Ciudadanos es tan sólo un grupo de catalanes dispuesto a llevarse del resto de España lo poco que otros catalanes – esos de carácter nacionalista – han dejado. Pero si creen ustedes que la única batalla que debe librar un caballero es aquella que está perdida, Ciudadanos puede ser una buena opción de voto.

 

CONTINUARÁ: PP

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