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Sábado, 28 de Diciembre de 2024

Honduras tan innegablemente dulce (II)

Martes, 29 de Julio de 2014

Como yo me imaginaba, la experiencia hondureña está exigiendo muchas horas de trabajo, pero está resultando gratificante. Nada más llegar tuve la primera entrevista de radio y de televisión – Mayavisión, no te olvido – y debo decir que en ambos casos se trató de entrevistas de una hora y que los periodistas sabían de lo que hablaban.

​ El sábado por la mañana, pronuncié tres conferencias bajo el tema Las lecciones de liderazgo de los grandes hombres de la Historia dedicadas respectivamente a Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera; Abraham Lincoln y Jesús de Nazaret y esa misma tarde me sometí a una entrevista de más de una hora para aclarar a un doctorando algunas dudas sobre su tesis relacionada con Vida en comunidad de Bonhoeffer y otra de no menos de dos horas con Josué Joel Sobalvarro para el periódico El-Roí. Me impresionó Sobalvarro a pesar de su juventud. Conocía buena parte de mi obra y sabía lo que preguntaba.

Tengo que mencionar, siquiera de pasado, que el domingo por la mañana, tuve el inmenso honor y el inenarrable privilegio de predicar en la iglesia que pastorea mi amigo de años Juan Cruz. Lo hice sobre los primeros seis versículos del capítulo 14 de Juan donde Jesús afirma que es el Camino, la Verdad y la Vida. Fue una experiencia más que grata. Pero volvamos a los periodistas. He echado de menos las condiciones básicas de profesionalidad en no pocos periodistas españoles que me han entrevistado – no en los portugueses, por ejemplo, que siempre se han caracterizado conmigo por haberse preparado a conciencia el trabajo – y, en alguna ocasión, hasta he sentido la tentación de levantarme ante la manifiesta ignorancia del sujeto que tenía delante y despedirme de él aconsejándole que fuera más profesional. A veces, eran becarios, pero otras, se trataba de gente con secciones… y con una necedad pasmosa. Se quedaban en la superficialidad, en lo cómodo, en lo previsible, en lo que dejaba de manifiesto que eran unos vagos de siete suelas que no merecían tener el trabajo que tenían.

No me he encontrado - ¡gracias a Dios! – a esa gente en Honduras. Un ejemplo claro de lo que digo fue la entrevista del lunes por la mañana con Jorge Aldana en su programa de televisión Foro Hondured. Aldana me entrevistó durante una hora dando unas muestras de profesionalidad, de saber hacer, de excelencia profesional que deberían sacarle los colores a buena parte de los que conducen programas de televisión en España. Se podrá decir que es una excepción. No lo creo. Tras salir del programa de Aldana, me llevaron a una rueda de prensa que había organizado Jessica Pavón. En otro momento les hablaré con más detenimiento de esta señorita que – según voy viendo – ha sido esencial para el éxito de este viaje. A la rueda acudieron cerca de una veintena de medios – en su mayor parte televisiones – que me abordaron con temas relacionados con mis conferencias y con la problemática nacional. ¡Sabían de lo que hablaban! Imagino que cada uno de ellos tendrá su visión ideológica, pero no se percibía el sectarismo pesado, negro, asfixiante e insoportable que se encuentra en los medios españoles donde ya estás condenado o salvado antes de abrir la boca. Si te dejan abrirla, claro. Aquí expresé mis puntos de vista con libertad – la necesidad de establecer un nuevo cimiento en las sociedades que responda a valores muy distintos a los que han moldeado desde hace medio milenio el sur de Europa y el centro y el sur de América – y lo acogieron con respeto y ecuanimidad. Era gente pro-fe-sio-nal. No debería sorprenderme tanto, pero como en España cualquier técnico de sonido puede acabar dirigiendo una radio y cualquier comisario político puede ser una estrella de televisión me causó una impresión casi embriagadora.

Porque todo esto sucede en una nación donde ser periodista no es fácil. Hace apenas unos días asesinaron al enésimo mientras los medios se ven limitados en su libertad. En España, hace años que no dan muerte a ningún profesional de los medios - ¡gracias a Dios! – aunque algunos hayamos tenido que ir con guardaespaldas más de una década o exiliarnos. Sin embargo, la inmensa mayoría de la profesión se ha rendido a sus diversos patrones por miedo a no recibir premios, a no conservar el puesto de trabajo, a verse en el punto de mira de Montoro, a perder la publicidad para su programa o a las represalias de los más diversos poderes políticos y económicos.

Para colmo, aquí siguen preguntando por los problemas generales de la nación en lugar de intentar arrancar al visitante una frase que se pueda utilizar de manera partidista. Quizá sus medios sean más modestos que los españoles – también lo es el país – pero los que trabajan en ellos no me parecen, ni lejanamente, inferiores. Por el contrario, recuerdan a algunos de aquellos que se la jugaban hace muchos, muchos años. Antes de que Jordi Pujol se labrara una fortuna en el extranjero que calculan algunos en mil millones de dólares; de que la iglesia católica consiguiera que ZP le pasara la asignación tributaria del 0,3 al 0,7 del IRPF; de que UGT se dedicara a desvalijar el dinero de los obreros en paro; de que el PP perpetrara una política fiscal a la izquierda de la del programa del Partido Comunista de España; o de que la Audiencia nacional pusiera impunemente en libertad a un grupo de narcotraficantes. Hace tanto tiempo de todo eso que casi parece otra vida. Dios quiera que aquí nunca lleguen a pasar de la corrupción artesanal que padecen a la industrial y creativa que sufre España.

CONTINUARÁ

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